lunes, 29 de abril de 2013





"MENSAJE DE LAS ABEJAS"

Este es el título de un documental japonés que comienza describiendo la mortandad de abejas que provocan las fumigaciones con neonicotinoides en JAPON (aplicación foliar de los productos);

luego explica en forma gráfica cómo es el mecanismo de estos neurotóxicos;

más adelante enumera los Límites Máximos Permitidos de residualidad de los mismos enPeras, Manzanas, Lechuga arrepollada, Brócoli, Uvas, etc, en la Unión Europea, Estados Unidos y Japón;

al respecto, plantea una residualidad de entre uno y dos meses del tóxico y su penetración en los vegetales de tal manera que es imposible sacarlo por lavado y a su vez plantea una dificultad analítica importante a la hora de preparar los muestreos;

finalmente describe las distintas enfermedades neuronales que provoca en humanos adultos pero particularmente en niños y fetos por inmadurez o ausencia de barreras hematocefálicas. "Ya es tarde", el daño provocado es irreversible, dice el investigador que plantea el resultado de 10 años de investigación pero, debemos pensar en el futuro.

El documental, subtitulado en inglés, dura aproximadamente una hora. Esta amenizado con una buena música de fondo y con paisajes, imágenes y gráficos muy ilustrativos.

Los Neonicotinoides serán sometidos al veredicto de la Comisión Europea el próximo lunes 29 de abril y los apicultores del mundo esperamos que sean prohibidos. Por eso fomentamos toda campaña que tienda a su prohibición más allá del dueño de la "campana".

Link del video "MENSAJE DE LAS ABEJAS" http://www.youtube.com/watch?v=BaqPNmk1kZY&feature=share

jueves, 11 de abril de 2013


CÓMO OPERAR LA TRANSICIÓN DEL VIEJO AL NUEVO PARADIGMA

leonardo_boff.jpgDamos por ya realizada la demolición crítica del sistema de consumo y de producción capitalista con la cultura materialista que lo acompaña. O lo superamos históricamente o pondrá en gran riesgo la especie humana.

La solución para la crisis no puede venir del propio sistema que la provocó. Como decía Einstein:"el pensamiento que creó el problema no puede ser el mismo que lo solucionará". Estamos obligados a pensar diferente si queremos tener futuro para nosotros y para la biosfera. Por más que se agraven las crisis, como en la Eurozona, la voracidad especulativa no la enfría ni la arregla.
Lo dramático de nuestra situación reside en el hecho de que no disponemos de ninguna alternativa suficientemente vigorosa y elaborada que venga a sustituir el actual sistema. Ni por ello, debemos desistir del sueño de un otro mundo posible y necesario. La sensación que vivimos fue bien expresa por el pensador italiano Antonio Gramsci:"el viejo resiste en morir y el nuevo no consigue nacer".

Pero por todas las partes en el mundo hay una vasta siembra de alternativas, de estilos nuevos de convivencia, de formas diferentes de producción y de consumo. Se proyectan sueños de otro tipo de geosociedades, movilizando muchos grupos y movimientos, con esperanza de que algo de nuevo podrá eclosionar en la protuberancia del viejo sistema en erosión. Ese movimiento mundial gana visibilidad en los Fórums Sociales Mundiales y recientemente en la Cúpula de los Pueblos por los derechos de la Madre Terra, realizada en abril de 2010 en Cochabamba Bolivia.

La historia no es lineal. Ella se hace por rupturas provocadas por la acumulación de energías, de ideas y de proyectos que en un momento dado introducen una ruptura y entonces el nuevo irrumpe con vigor a punto de ganar la hegemonía sobre todas las otras fuerzas. Se instaura entonces otro tiempo y empieza una nueva historia.

Hasta que esto no ocurra, tenemos que ser realistas. Por un lado, debemos buscar alternativas para no quedar rehenes del viejo sistema y, por otro, estamos obligados a estar dentro de él, continuar y producir, sin embargo visualizar las contradicciones, para atender las demandas humanas. En caso contrario, no evitaríamos un colapso colectivo con efectos dramáticos.

Debemos, por lo tanto, andar sobre las dos piernas: una en el suelo del viejo sistema y a otra en el nuevo suelo, dando énfasis a este último. El gran desafío es como procesar la transición entre un sistema consumista que estresa la naturaleza y sacrifica las personas y un sistema de sustentación de toda vida en armonía con la Madre Terra, con respeto a los límites de cada ecosistema y con una distribución equitativa de los bienes naturales e industriales que hubiéremos producido. Cambiando ideas en Cochabamba con el conocido sociólogo belga François Houtart, uno de los buenos observadores de las actuales transformaciones, convergemos en estos puntos para la transición del viejo para el nuevo.

Nuestros países del Sur deben en primero lugar, luchar, todavía dentro del sistema vigente, por normas ecológicas y regulaciones que preserven lo más posible los bienes y los servicios naturales o trate su utilización de forma socialmente responsable.
En segundo lugar, que los países del gran Sur, en especial Brasil, no seamos reducidos a meros exportadores de materias primas, Debemos incorporar tecnologías que den valor agregado a sus productos, crear innovaciones tecnologías y orientar la economía para el mercado interno.
En tercer lugar, que exijan de los países importadores que contaminen lo menos posible y que contribuyan financieramente para la preservación y regeneración ecológica de los bienes naturales que importan.

En cuarto lugar, que instauren una legislación ambiental internacional más rigurosa para aquellos que menos respetan los preceptos de una producción ecológicamente sostenible, socialmente justa, aquellos que se relajan en la adaptación y en la mitigación de los efectos del calentamiento global y que introducen medidas proteccionistas en sus economías.
Lo más importante de todo, sin embargo, es formar una coalición de fuerzas a partir de gobiernos, instituciones, iglesias, centros de investigación y pensamiento, movimientos sociales, ONGS y todo tipo de personas alrededor de valores y principios colectivamente divididos, bien expresados en la Carta de la Tierra, en la Declaración de los Derechos de la Madre Tierra o en la Declaración Universal del Bien Común de Tierra y de la Humanidad (texto básico del incipiente proyecto de la reinvención de la ONU) y en el Bien Vivir de las culturas originarias de las Américas.

De estos valores y principios, se espera la creación de instituciones globales y, quien sabe, se organice la gobernanza planetaria que tenga como propósito preservar la integridad y vitalidad de la Madre Tierra, garantizar las condiciones del sistema-vida, erradicar el hambre, las enfermedades letales y forjar las condiciones para una paz duradera entre los pueblos y con la Madre Terra.

Leonardo Boff es Teólogo, filósofo, escritor, profesor, ecologista brasileño. Es doctor Honoris Causa en Política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund (Suecia), y ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nóbel Alternativo.

domingo, 7 de abril de 2013



La comunalidad como forma de vida y resistencia

Sistema cultural indígena zapoteca de vivir en armonía con la naturaleza coincide con el concepto del Buen Vivir andino.


Por Ana Lilia Esquivel Ayala, desde Oaxaca
En la Sierra Juárez, estado de Oaxaca, en el sur de México, se vive la “comunalidad”. El pensador indígena zapoteco Jaime Martínez Luna, en su libro Eso que llaman Comunalidad (2010), explica: “Somos comunalidad, lo opuesto a la individualidad, somos territorio comunal, no propiedad privada; somos compartencia, no competencia; somos politeísmo, no monoteísmo. Somos intercambio, no negocio; diversidad, no igualdad, aunque a nombre de la igualdad también se nos oprima. Somos interdependientes, no libres. Tenemos autoridades, no monarcas. Así como las fuerzas imperiales se han basado en el derecho y en la violencia para someternos, en el derecho y en la concordia nos basamos para replicar, para anunciar lo que queremos y deseamos ser”.
El territorio es el espacio físico donde se yergue la comunidad, la relación con la naturaleza es especial, mágica, espiritual, pues se sabe que la vida depende de esa armonía entre seres humanos y naturaleza. Está constituido por bienes naturales y bienes sagrados, es la base de la reproducción física y social; es el sitio principal para el buen desarrollo de la cultura comunitaria.
La forma de organización social y política ha sido establecida de tal manera que cuenta con la participación de la totalidad de sus integrantes para la toma de decisiones. Se reúnen en la Asamblea General de Ciudadanos —considerada como el espacio que representa la máxima autoridad en la comunidad—, donde hombres y mujeres expresan libremente su opinión para llegar a consensos en beneficio de la comunidad. El consejo de ancianos o cuerpo de caracterizados (grupo designado por la Asamblea General, integrado por ciudadanos que desempeñaron de forma destacada algún cargo dentro de la comunidad), resulta ser un espacio de consulta y opinión, donde la experiencia y saberes guían y orientan el camino a seguir. Los cargos a desempeñar se deciden y asignan en la Asamblea General; así, nacen tanto autoridades comunales, como comisiones y comités integrados por los habitantes de la comunidad. La elección de autoridades se fundamenta en el prestigio y por consiguiente en el trabajo. La realización de cargos o desempeños públicos no conlleva un beneficio económico, pero trae consigo prestigio y confianza que va ascendiendo según la jerarquía del puesto que se desempeñe.
La resistencia de los pueblos indígenas-campesinos de la Sierra Juárez ha permitido que se conserven valores y principios de complementariedad y reciprocidad dentro de un ambiente armonioso que se ha visto socavado y violentado por la presencia de prácticas capitalistas caracterizadas por el control y depredación que ejercen sobre los bienes naturales y la violencia hacia comunidades de la región. Dicha resistencia, motivada por la historia de cada comunidad, ha conducido a que estos pueblos tengan mayores posibilidades de alcanzar y/o mantener el bienestar y la felicidad, aquello que llaman comunalidad (o vida comunitaria) y que empata muy bien con la idea del Buen Vivir proveniente del pensamiento andino.
Identidad con la Madre Tierra
Santa Catarina Lachatao, comunidad de origen zapoteco, localizada en la Sierra Juárez, representa un claro ejemplo del reencuentro entre el ser humano y la naturaleza. En épocas pasadas, esta comunidad decidió explotar sus bienes naturales. La tala de árboles llegó a ser una de las principales actividades económicas de la comunidad.
Sin embargo, hoy en día, el camino es diferente. Juan Santiago Hernández, expresidente municipal y ahora representante comunal, explica a Noticias Aliadas, que la relación que existe con la naturaleza es de armonía. Para él, la Madre Tierra es parte de su identidad.
“Si tenemos tierra y la cuidamos, vamos a seguir existiendo”, dice. “Todo es una armonía con el suelo, el agua, el aire. La naturaleza es lo más importante para nosotros; es la vida”.
La sensibilidad hacia la naturaleza, dentro del vivir comunitario, se está transmitiendo a los niños. Verónica Hernández Cruz, asistente del Comité de Ecoturismo de la comunidad, señala: “Ahora estamos trabajando unas actividades con los niños, de llevarlos al bosque, porque deben sentirlo, vivirlo, de tal manera que se vayan dando cuenta de las consecuencias de no cuidar y respetar a la naturaleza. Les enseñamos lo que es la flora y la fauna. También mediante la realización de talleres queremos transmitirles la intención de seguir conservando lo que la naturaleza nos da”.
La actividad forestal, si bien trajo beneficios económicos importantes durante un corto periodo, ha dejado un gran vacío irreversible en el paisaje natural de la comunidad. Ahora, Santa Catarina Lachatao, mediante un rescate de su propia historia, ha ido construyendo y trabajando alternativas que conduzcan al bienestar y felicidad de la comunidad, pero siempre manteniendo un equilibrio con la naturaleza. Actividades como la agricultura —cultivo de maíz, frijol, chícharo, trigo, haba y calabaza— y el ecoturismo están siendo generadoras de ingresos económicos, pero no nublan el principio de conservación y buen manejo de los bienes naturales.
El proyecto de ecoturismo ofrece a los visitantes una verdadera convivencia con la naturaleza. Hernández Cruz nos comenta que las actividades que se realizan para el buen funcionamiento del proyecto van desde tratamiento de aguas residuales hasta reciclado de desechos y captación de agua de lluvia. Asimismo, para la construcción de cabañas, se utilizan materiales como el adobe y la teja con el fin de que el impacto hacia la naturaleza, sea mínimo.
Preservar el bosque
Por su lado, Santiago Hernández, recuerda: “Los abuelos nos hablaron de la armonía con la naturaleza; ellos nos dicen que antes había mucha agua, que antes iba uno al bosque y escuchaba aves y otros animales. Ahora vamos y el bosque está más seco, ya no encontramos las aves ni los animales que ellos veían. Por eso sabemos que sí se debe tener un respeto a la naturaleza. Pensamos también en las futuras generaciones, pues ellos nos dirán que nosotros tuvimos la oportunidad de conservar el bosque y de poner un alto a la explotación; y quizá piensen que por dinero, seguimos explotando y acabando con la naturaleza. Más bien queremos que digan que pusimos un alto, que intentamos iniciar esa lucha”.
Para entender la vida en comunalidad se deben tomar en cuenta elementos como la confianza, la complementariedad, la reciprocidad, la hermandad y la fiesta. Para las comunidades zapotecas de esta región, el trabajar en equipo y apoyarse en diversas actividades, mediante el tequio, les proporciona bienestar. El tequio es una práctica comunitaria que mediante el quehacer o servicio (sin remuneración económica), que cada ciudadano otorga a la comunidad, se realizan obras en beneficio de todos; como escuelas, sistemas de abastecimiento de agua, limpieza de caminos. Esta forma de vida no es nueva, es más bien algo intrínseco a la cosmovisión de los pueblos indígenas-campesinos; algo heredado de sus ancestros. Sin embargo, con la influencia del mundo occidental y los constantes embates de la privatización, sumados a la penetración de medios de comunicación basados en principios de mercado, esta cosmovisión se fue distorsionando, razón por la cual comunidades como Santa Catarina Lachatao buscan recuperar los valores trastocados y rescatar el equilibrio armonioso entre seres humanos y naturaleza.
Parafraseando al maestro Martínez Luna, la comunalidad es la ideología, pensamiento y acción que ha permitido a las comunidades enfrentar y resolver retos y problemas que la historia les ha deparado. Para él, la comunalidad es “sabiduría viva que facilita a todos convivir y colaborar en una colectividad al servicio de todos”.
La importancia de entender y preservar este modo de vida, dice Martínez Luna, “estriba en que en el futuro la sobrevivencia y trascendencia de los pueblos antiguos, con respecto al actuar del mundo que los rodea, descansará en mantener la resistencia-adecuación de este modo de ser comunitario (…), pues se sabe que los valores fundamentales de la sociedad occidental descansan en el individualismo”.