jueves, 24 de junio de 2010



BOLETÍN ELECTRÓNICO AMBIENTAL Nº 44

El artículo que transcribimos a continuación es uno de los que encontrarás en este Boletín. Estamos entusiasmados aprendiendo sobre esta propuesta para una nueva educación, poniéndonos al tanto de la diferencia entre pensamientos simples y complejos, dándole forma concreta a lo que hacíamos intuitivamente sin darle nombre alguno; dicen que cuando el alumno está listo, el maestro aparece, adoptando diferentes formas y es así nomás.
Por suerte somos alumnos siempre listos para reconocernos ignorantes acerca de determinados conocimientos y siempre listos también, para aprenderlos y luego, de la mejor manera posible, comunicarlos.


EDUCACIÓN PARA LA TRANSFORMACIÓN

Para comenzar a conversar sobre la educación para la transformación, debemos decir que el hombre es un ser biológico que ha estado y está inmerso en un entorno natural y socio cultural que modifica y lo modifica constantemente.
Sin embargo, por dar un ejemplo, la biología estudia al hombre como un ente separado de todo, detalla sus funciones orgánicas como si las mismas actuaran con total independencia del entorno donde el hombre en cuestión transcurre sus días. Lo aísla para su estudio, como lo hacen las demás áreas tendientes a formar conocimientos sin considerar la interconexión entre los mismos y las modificaciones que ésta produce.
Sin embargo, siempre hubo a lo largo de la historia, aquellos llamados Cuatro Gatos Locos o simplemente Locos, por sus pensamientos innovadores y de avanzada para su época.
Así los dedicados a las Terapias alternativas, la Medicina holísitica y otras actividades de este tipo fueron “descubiertos” luego de miles de años de transitar por la tierra, en solamente algunos puntos que explicaban al hombre como parte de un todo influido por el universo y sus movimientos. No fue tarea fácil de comprender para muchísimos que decidieron tomar la ruta más sencilla de llamarlos una vez más “locos” y utilizar otros adjetivos que no vienen al caso.
Otro loco suelto (por suerte y con todo respeto) innovó en el área de la psicología, la que hasta ese momento trataba los desequilibrios psicológicos del hombre aisladamente de su realidad presente y por supuesto sin considerar la influencia que en él tenía su entorno. Es Pichón Riviere, quién dice que el hombre no puede ser analizado sin considerar el entorno donde éste se desenvuelve. Gran revuelo producirá entonces, la Psicología Social, disciplina que impone. La visión del hombre como parte de un todo, continuaba tratando de instalarse.
Entonces llegó, a partir de la tecnología y de la revolución que produjo en cuanto a las comunicaciones, la globalización, y a velocidades desconocidas hasta entonces para el hombre, todo se aceleró. En este mundo globalizado, las dinámicas socio-culturales, económicas, tecnológicas y políticas se aceleraron como nunca antes, exigiendo de manera urgente nuevas aptitudes de comprensión, más globales, más integradoras, para poder enfrentar estos retos inéditos de manera eficiente y sostenible. Una reforma profunda de la educación y de los sistemas educativos se hizo imperiosa, representando sin duda una de las metas fundamentales de la humanidad en este siglo XXI, planteando imperiosamente la necesidad de una reflexión detallada e irreverente acerca de las modalidades actuales de formación docente.
Fue por esos tiempos que otro loco se hizo una pregunta simple, que dio lugar a un mundo de pensamientos complejos:
¿Quién formará a los formadores?
Se lo llamó El Pensador Planetario, su nombre real, Edgar Morín.

Esperamos les sea de utilidad.
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Poli Echevarría

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