miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hola todos:
Estamos trabajando sobre el Boletín Nº 51, hemos pasado con orgullo y agradecimiento las 50 publicaciones y decidimos, por ser el mes de septiembre, el mes del comienzo de la primavera y la renovación, comenzar a tratar determinados temas, que nos parece están buenos como para entender un poco que es lo que nos pasa cuando no reaccionamos, o cuando lo hacemos pero desde lugares no muy claros...en fin, no describiré una realidad que todos conocemos, al menos en nuestro país. Como además hemos dicho muchas veces que la temática ambiental es integral respecto a todas las demás areas, aquí estamos aportando en principio este tema como para intentar ver entre todos la manera de recuperar la confianza perdida.
Un abrazo a todos.
Muchísimas gracias por seguirnos.
Poli Echevarría

EN LA ARGENTINA GANÓ LA DESCONFIANZA

Ser parte de un ambiente social de desconfianza se paga con estrés y depresión. Además este sufrimiento psíquico se expresa en trastornos corporales y aumenta las enfermedades.

Ante la pregunta ¿Cree usted que se puede confiar en la mayoría de las personas? Sólo un 15% respondió “Se puede” de entre 1200 encuestados, lo cual ubica a la Argentina entre los países del mundo con índices más bajos de CONFIANZA INTERPERSONAL.
Para los expertos, éste puede ser un poderoso factor de subdesarrollo social, ya que mientras las sociedades como la nuestra creen más en los documentos certificados, las que tienen altos niveles de desarrollo creen en la palabra (en Suecia y Dinamarca, el 70% de la gente dice confiar en sus compatriotas)
¿Por qué tanta desconfianza?
La confianza se desmorona con la mentira y la promesa incumplida. Por eso, lo primero que cayó es la confianza hacia el Estado y sus instituciones, trasladándose más tarde a las personas (posiblemente a raíz de la inseguridad y la falta de valores y respeto por las leyes).
Por eso, la mayoría de los argentinos confían casi únicamente en quienes conocen, constituyendo “redes de confianza” en lugares de trabajo, estudio e interacción.
Sin embargo, la confianza interpersonal en una sociedad puede construirse, y en ello deben participar tanto las autoridades como cada uno de los ciudadanos, algo especialmente importante si se tiene en cuenta que están psíquicamente más sanos quienes participan de la reconstrucción que aquellos que se dan por vencidos.

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