miércoles, 9 de marzo de 2011

LA CONSOLIDACIÓN DEL MODELO SOSTENIBLE

Es indetenible el hecho de que la naturaleza acabará imponiendo de una forma u otra, su propio modelo evolutivo, sin perjuicio de que la especie racional entre o no en regresión hasta su ocaso. A fin de ser fatalistas, podríamos decir que no hay motivos comprobables que nos hagan suponer, que en los procesos naturales exista una voluntad que simpatice con la especie humana. O que debamos suponer por algún otro motivo, que nuestra condición de dominio racional esté fundada en un suceso inalterable y constante de comprobación matemática.

Al parecer, lo errado es el enfoque, por que ninguna actividad necesariamente vinculada a la satisfacción de un instinto primario es opuesta a la sanidad del medioambiente silvestre donde se genera. Habitación, abrigo, nutrientes, relaciones interpersonales y hasta cultura y esparcimiento, no suenan incongruentes con el resto de los requisitos biológicos que las demás especies demandan de su entorno. Sin embargo toda otra familia de nuevas necesidades no vinculadas inmediatamente a las demandas citadas, pasan a representar una excesiva carga ambiental. La catástrofe proclamada no está tan relacionada con la superpoblación como se cree, sino más bien con la súper alteración de los escenarios silvestres. Las poblaciones humanas de zonas rurales marginales, o de ambientes semisalvajes, como las que poblaron el sudeste asiático, el África subsahariana y el interior de Sudamérica, conocen de manera ancestral todos los recursos que completan su universo de necesidades básicas, y tienen plena conciencia sus habitantes aún de cómo vivir dentro de una economía basada en el autoconsumo sin que por ello deba extinguirse ninguna especie.

Es la creación de una segunda economía, la economía monetaria, la que multiplica las necesidades básicas. Y es esta misma economía la que provoca injustas desigualdades a la vez que crea nuevas áreas de interés antes de resarcir el costo de desapropiación y deterioro que genera dentro del sistema ambiental donde instala su mercado. Para los mentores del desarrollismo, así como en la post guerra, no calcularon el costo ambiental de su modelo, ahora tampoco calculan el deterioro humano subsecuente al proceso de crisis sistémica que enfrentamos. Sencillamente nos han sumido a todos en un insostenible estado de población antinatural.

La inexorable reincorporación consciente de la vida humana al ciclo natural del que alguna vez emergió, será el desafío de la siguiente etapa. Así como el recorrido evolutivo reciente en este particular aspecto de lo humano que es lo social, reconoce haber pasado por al menos tres etapas: El salvajismo, la barbarie y la civilización, como parte de una definición antropológica clásica; también cada ser humano posee clara representación de tres aspectos primarios de su composición sicológica como lo son: La persona individual, su pertenencia familiar, y la colectividad que integra. Conjugar entre sí dicha tríada ha representado una ardua tarea intelectual hasta el presente. Pues bien ahora habrá que trabajar aún más profundamente dado que como resultado de dicha compleja interacción, han fragmentado el escenario físico en tres consecuencias emergentes: El terreno urbano, el rural y el silvestre. Rever como se produce el tan aludido desequilibrio ambiental, el agotamiento de los recursos no renovables y el cambio climático, carecerá de mérito, hasta tanto las soluciones consigan un real emplazamiento en el verdadero terreno humano en conflicto.

Arturo Avellaneda

Fragmentos del libro

HABITATUM

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