lunes, 30 de agosto de 2010

“Esto no es un hotel”

Por Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

Muchas veces en casa escuchamos —sobre todo a la mamá— en tono quejoso: “esto no es un hotel”. ¿Qué se quiere decir con esto? Todos sabemos. Cuando cada uno llega o sale a la hora que quiere sin avisar o nadie, o se llega sobre la hora de comer sin ayudar a cocinar o poner la mesa.
En fin, actitudes que nos llevan a “borrarnos” de lo que es común a todos en la familia.

Estas mismas actitudes también podemos verlas reflejadas en el modo en que tratamos a la patria.

Podemos considerarnos como meros habitantes de este suelo, y vernos únicamente como quienes reclaman sus derechos y buscamos beneficios sin compromiso alguno. Sin embargo, es importante desplegar también las virtudes de quien se reconoce ciudadano y entonces no sólo exige sino que se compromete en cumplir con sus deberes.

En nuestra patria se da mucho lo primero, pero poco lo segundo. Debemos trabajar en generosidad para pasar de habitantes a ciudadanos.

Y agreguemos algo más. Pasar también de ciudadano a comunidad política. Esto implica exigir los propios derechos, cumplir los deberes, y procurar que los demás también lo hagan para formar un pueblo comprometido con la democracia y la vida republicana.

No es sentados en casa ante el televisor y protestando por todo lo negativo como cambia una sociedad.

Habitante es el que vive en un barrio o una ciudad.

Ciudadano es aquel que vive en un barrio o ciudad y es sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país.

Con el concepto Comunidad Política se intenta expresar algo más que el simple hecho de formar parte de un grupo. Implica un sentimiento de pertenencia basado en la comprensión. Y, por sobre todas las cosas, entender que el camino del bienestar social pasa por trabajar por el bien común.

Cada instancia conlleva un crecimiento, un deseo de cada uno de nosotros de levantar la mirada y mirar el todo y no sólo una parte.

El camino del “compartir social” necesita del compromiso y participación de todos

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