viernes, 16 de octubre de 2009


Huertas orgánicas familiares: la alimentación en casa
Alimentos, naturaleza y salud

La producción autónoma de hortalizas y su utilización en la dieta familiar es una gran alternativa para una alimentación saludable, teniendo en cuenta además los problemas relacionados con los procesos químicos a los que se someten los alimentos en la actualidad.

Los productos de una huerta orgánica familiar son fuentes naturales de vitaminas y sales minerales, y su consumo diario es de gran importancia para el desarrollo corporal y la salud. Además, la huerta posee un costado económico: con ella se abaratan los gastos en comida y se aprovechan al máximo los recursos familiares.

El primer paso para la instalación de la huerta consiste en la elección del lugar ideal, que deberá ser cerca de la vivienda de la familia y en un sitio que no tenga mucha sombra. Dependiendo del lugar elegido, será necesario quizás realizar alguna limpieza. Las huertas pueden armarse en cualquier sitio, por ejemplo mediante macetas en un rincón del balcón.

Una huerta familiar de 10 x 10 metros (100 m2), es suficiente para abastecer de hortalizas a una familia de 6 a 8 miembros, e incluso para vender los excedentes. Para cercar esta área, cualquier material sirve: desde ramas hasta un sofisticado tejido de alambre.

La buena preparación de los tablones que separan los distintos cultivos es otro aspecto importante en la producción de hortalizas. Para ello se debe remover la tierra, con una profundidad de 15 a 20 centímetros, eliminar restos de materiales que puedan molestar a las plantas y considerar el tema del estiércol.

El paso siguiente es la siembra de las semillas. Ésta se realiza en los tablones o almácigos, en pequeños surcos transversales, echando las semillas de manera continua. Para la mayoría de las hortalizas se utilizan entre 2 y 3 gramos de semillas por metro cuadrado de almácigo.

Generalmente, la siembra se puede realizar en cualquier recipiente en desuso como cajas de madera o baldes de plástico. Luego de la distribución de las semillas en los surcos, se debe cubrir con una camada de tierra, regar bien y tapar con un conjunto de paja para evitar el resecado de la superficie del tablón. Esta cobertura se debe retirar inmediatamente cuando comience la germinación.

Para finalizar, vale destacar además que la actividad comunitaria que se desarrolla junto a la producción de la huerta constituye una gran posibilidad para reafirmar la unidad familiar, comprometiendo a los distintos integrantes de la casa en alguna de las tareas a realizar.

Pablo Javier Piacente Escríbenos
Artículos publicados
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