martes, 19 de junio de 2012

WWOOFing, una forma distinta de viajar

Voluntarios de todas las edades se ofrecen para trabajar en granjas rurales y orgánicas a cambio de casa y comida. Así pueden conocer el mundo, hacer amigos de diferentes culturas e intercambiar conocimientos sobre el trabajo agrícola. Una experiencia en la que todos ganan.
por Carolina Cattaneo

Hace cuarenta años, la inglesa Sue Coppard trabajaba como secretaria en  Londres, amaba la ciudad y su vida era interesante y divertida, pero extrañaba el campo. Cuando era chica, su hermano y ella iban a la granja de su primo, donde corrían como salvajes, exploraban el bosque, recogían flores, trepaban los árboles y se tiraban desde los fardos de paja del granero. Pero a medida que fue creciendo, fue perdiendo el contacto con la vida rural y no tenía ningún amigo o familiar que la invitara a pasar unos días en el campo.
Hasta que un día, mirando por la ventana cómo volaban las hojas sobre el pavimento se le ocurrió una idea: "Pensé que podía ofrecer mi trabajo en el campo a cambio de un lugar donde quedarme a dormir y salí a buscar granjas que no necesitaran personas expertas en tareas agrícolas. Así, conseguí que me dejaran pasar un fin de semana en la granja del Emerson College, en Sussex Este".
Como no quería ir sola, publicó un aviso en una revista de vida al aire libre: "Fin de semana de trabajo en granja orgánica. Responder a mi casilla de correo". Sólo tres personas aceptaron su propuesta, y un viernes por la tarde, se encontró con sus nuevos compañeros en la estación. Todos iban con bolsas de dormir y ropa de trabajo: "Pasamos un fin de semana espectacular desmalezando la tierra y limpiando canaletas. El sol brillaba, cantaban los pájaros, teníamos conversaciones interesantes y los anfitriones nos llevaban el té al granero. Era el paraíso. Debemos de haber hecho bien nuestro trabajo, porque el domingo a la tarde, cuando ya nos íbamos, los dueños del campo nos preguntaron: "¿Les gustaría que arreglemos para otro fin de semana?".
Así fue como nació WWOOF, World Wilde Opportunities On Organic Farms (Oportunidades en granjas orgánicas en el mundo), una organización mundial que se expande cada vez más y que les ofrece a sus miembros la posibilidad de pasar una estadía como voluntarios en emprendimientos rurales con orientación orgánica, a cambio de casa y comida. Así, entre WWOOFers-o voluntarios- y hosts-o anfitriones-, no hay dinero de por medio.
No hay restricciones de edad ni de ningún otro tipo para participar; sólo es necesario tener independencia física y ganas de ayudar en las tareas del campo. La variantes de viajar son muchas: con amigos, en pareja, solos o en familia, con sus hijos e, incluso, con sus perros, si se los permiten.
WWOOF propone un intercambio en el que ambas partes se benefician sin que nadie tenga que pagar: los voluntarios pueden compartir experiencias con  personas de otros países y culturas, practicar idiomas, aprender técnicas de agricultura orgánica, estar en contacto con la naturaleza y tener vacaciones "gasoleras". Y los anfitriones tienen quien les dé una mano en sus granjas y disfrutan de la compañía de personas de distintas partes del mundo.
Como Pedro Gómez y María Lucía Córdoba, que tienen una granja en San Juan y son desde 2009, uno de los 85 emprendimientos orgánicos que reciben a WWOOFers en la Argentina.
Los WWOOFers promueven la importancia de una alimentación natural, las relaciones de amistad y un camino hacia un futuro sustentable.

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