miércoles, 3 de noviembre de 2010

POR DONDE COMENZAR...
Profundizando una y otra vez en la problemática ambiental, hay un punto en el que todas las temáticas al respecto coinciden, llegamos a este límite por un sistema económico impuesto a nivel mundial: el capitalismo.
Por años desde todos los lugares posibles se nos entrenó para ser consumidores, se nos generaron necesidades que no teníamos, se nos llevó a una carrera cada vez más exigente por obtener mayores ingresos que nos pusieran en condiciones de cubrir estas "necesidades" en aumento, se fijaron pautas que determinaron lo que hacía a una persona exitosa o fracasada relacionadas con el mayor poder adquisitivo y la acumulación de bienes materiales. En este largo tiempo el sistema capitalista nos mostró que ser exitoso pasaba por tener más que por ser y el slogan "sos lo que tenés" adaptado de las más diversas maneras, fue metiéndose y formando pensamientos. La naturaleza poco tenía que hacer en este sistema, como no fuera transformarla para obtener ganancias a través de grandes negocios o venderla como parte de paquetes turísticos accesibles para pocos y deseados por muchos.
Pero quienes impusieron el sistema en cuestión pensaron en todos los detalles, menos en el que resultaría fundamental: hasta que punto la tierra resistiría la gran locura del consumismo.
Ahora se habla de grandes cambios que se necesitan realizar para poder detener el daño que segundo a segundo provocamos al planeta, esos cambios deberían ser urgentes, un salto, más que pasos progresivos. Sin embargo se sabe que una enorme mayoría en todo el mundo, no está preparada para cambiar pensamientos, costumbres y hasta actitudes individuales en pos de requerimientos colectivos. Dicen los estudiosos que lamentablemente hasta no ver la destrucción frente a sus narices, muchísimos de los habitantes del planeta no prestarán atención siquiera a las miles de advertencias que se darán y que la misma naturaleza ofrecerá con furia.
Sin embargo desde hace largo tiempo están aquellos que solidariamente piensan y velan por todos, los que dicen aún sabiendo ser poco o nada escuchados, los que insisten, perseveran, luchan todos los días y lentamente ayudan a despertar a los dormidos que solamente viven sus propias rutinas sin ver más allá. Estas personas que no permitieron ser llevadas por parámetros establecidos, por reglas generales ni por pautas sociales con las que no acordaban, que siguieron consumiendo lo que pensaban y creían suficiente, que continuaron apuntando a SER enriqueciendo su interior y su condición de persona, que no se "engancharon" en admirar a la gente por el dinero que pudieran tener y todo lo que con este pudieran comprar.
Esas personas que hoy llevan una gran ventaja en esta carrera hacia el salto para lograr el cambio que necesitamos y que como un gran principio nos sugiere DEJAR DE ADMIRAR A LA GENTE QUE TIENE DINERO y comenzar a depositar la mirada en esas que han logrado aprender la felicidad de vivir sin correr tras él atendiendo las señales de la naturaleza.
Poli

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